Fundación Anthena Arcturus®

Solsticio de Invierno para el Hemisferio Sur

Desde Valum Chivim Escuela de la Vida y como una de las partes fundamentales de Fundación Anthena Arcturus, también nos unimos en Conciencia, Mente/Espíritu, a todas las Antiguas Civilizaciones quienes desde el hemisferio sur celebran en esta oportunidad un momento de profundo cambio y transformación. Y lo hacemos invitándolos a recordar, es decir, tal y como nos Enseña nuestra Guía y Mentora, «a volver a pasar por nuestro corazón«, un extracto de una de sus Cartas a mis Niños de la Tierra de Anthena Arcturus, maravillosas Memorias/Enseñanzas brindadas por nuestra Gran Maestra Arcturiana en referencia a este momento de profunda reflexión, planificación y cosecha: 

 

 

«Y así a través de esta danza en espiral, por la cual seguimos girando y girando sin parar, una nueva Puerta Cardinal de Solsticio de Invierno para el Hemisferio Sur del Sol Eterno está tomando forma el día de hoy 21 de junio 2019 a las 12:54 hora Argentina, y así el Sol, Estación Repetidora del Creador para este Sistema Solar se está ubicando en su momento de mayor oscuridad para el Hemisferio Sur. Esto activa como siempre, y una vez más, mi Circuito de Memoria Cósmica invitándolos a viajar a través de él, pues instantes pasados se vinculan con instantes futuros y se vuelven presentes, mi presente, mi regalo, mi legado para ustedes mis amados, a través de aquella carta SOLSTICIO DE VERANO HEMISFERIO SUR. VERDADES Y ENSEÑANZAS DE ESTOS NUEVOS TIEMPOS. Castillo Oeste Azul del Quemar. KIN 106 Enlazador de Mundos Lunar, 9no Signo Claro Kin 107 Mano Eléctrica. OE de la Serpiente Miércoles 21 de diciembre 2016, donde un Conocimiento Superior se activaba en ese momento a través de la Mano Eléctrica, con la finalidad de que cada uno logre la sanación de todos sus cuerpos, tal como el pasado Solsticio Junio 2017 un proceso de purificación se activaba, a través del Kin 29 Luna Eléctrica. Oe de la Mano, con la sola finalidad de que cada uno logre fluir armoniosamente hacia la Luz de su Verdad, y luego a través de esa Puerta Cardinal denominada Solsticio Junio 2018 que llegó codificada por medio del Kin 134 Mago Autoexistente. Oe del Mono, momento de definición, de tomar la decisión de ser lo suficientemente humilde como para romper con el Encantamiento del Sueño, midiendo cuán receptivos se encuentran a la Luz de las Altas Esferas, recordando finalmente que todos y cada uno son verdaderos Magos de la Tierra y desde el Tiempo en que su voluntad se encontraba alineada con la voluntad de su divinidad acordaron viajar hasta aquí a restaurar una Verdad olvidada como verdaderos guardianes que son de ella, acordaron trabajar arduamente por recuperar la Nave Tiempo Tierra y cooperar con el Gran Plan sincronizándola con el Tiempo Real del Universo. Y así el día de hoy volvemos a cruzar este maravilloso Umbral Cósmico que representa un verdadero momento de renacimiento para el Hemisferio Sur del Sol Eterno, y a través del Kin 231 Tormenta Entonada. Oe del Águila, potencializan con el fin de catalizar, comandando la energía a través del poder de la autogeneración, pues esta onda encantada del Águila es la síntesis de todas las ondas encantadas azules de transformación, por lo cual, es tiempo de tomar el mando de su proceso de transformación y transformarse en verdaderos catalizadores de su realidad, acelerando armoniosamente su proceso de transformación y regeneración de toda oscuridad en Luz y Verdad, para así cumplir con el propósito de transformación, de cambio de forma donde el propósito final es volar bien alto, tal cual nos lo recuerda la Trilogía Inca, a través de ese viaje de cambio de forma desde la Serpiente, el Puma y el Cóndor, o ese viaje entre mundos desde el Manqha Pacha o Mundo de Abajo u oscuridad, Aka Pacha o Mundo del Medio donde se encuentra esta Tierra y su humanidad, y el Alax Pacha o Mundo de Arriba, del Cielo, del más allá, por ello vuelvo a compartir con ustedes todo lo escrito y emanado en aquella aparentemente pasada carta de Solsticio: «….Sabemos que el 90% de la población mundial se encuentra en el Hemisferio Norte de esta Estación Experimental, y es allí donde durante los últimos miles de años se han desarrollado diversos proyectos de civilizaciones, civilizaciones que celebran por estos días y desde tiempos muy antiguos, el Solsticio de Invierno como un momento sumamente especial, el mágico momento de ‘nacimiento del Sol’, él es quien tiene por misión dar calor y vida a toda esta Tierra y su Humanidad, calor y vida que en el caso del Hemisferio Norte a diferencia del Hemisferio Sur, se ve disminuido y restringido durante su viaje de ida hacia este preciso momento del año, momento de mayor oscuridad para unos y de mayor iluminación para otros. ‘Los solsticios (del latín solstitium (sol sistere), «Sol quieto») son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente. Astronómicamente, los solsticios son los momentos en los que el Sol alcanza la máxima declinación norte (+23º 27′) o sur (−23º 27′) con respecto al ecuador terrestre. En el solsticio de verano del hemisferio norte el Sol alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de Cáncer y en el solsticio de invierno alcanza el cenit al mediodía sobre el trópico de Capricornio. Ocurre dos veces por año: el 20 o el 21 de junio y el 21 o el 22 de diciembre de cada año. A lo largo del año la posición del Sol vista desde la Tierra se mueve hacia el Norte y hacia el Sur. La existencia de los solsticios está provocada por la inclinación del eje de la Tierra sobre el plano de su órbita. En los días de solsticio, la duración del día y la altitud del Sol al mediodía son máximas (en el solsticio de verano) y mínimas (en el solsticio de invierno) comparadas con cualquier otro día del año. En la mayoría de las culturas antiguas se celebraban festivales conmemorativos de los solsticios’. Así es mis amados niños de la Tierra, es en ese día que el Sol alcanza su cenit sobre el Trópico de Capricornio, y cruzamos el Umbral Cósmico de esta Puerta Cardinal, quien ha sido denominado de esta forma justamente porque en este preciso instante es el Padre Sol quien hace su entrada a la constelación de Capricornio, recordándoles que ha llegado el momento de asumir una responsabilidad, con esfuerzo y disciplina, una responsabilidad que, claramente, está relacionada con la dirección Sur del Sol Eterno, es decir, con la concreción y maduración del Ser Planetario, donde la Luz busca perdurar por siempre y llevarlos de regreso a su Hogar, su Origen Estelar. Capricornio representa lo masculino, representa al padre, la forma, el logro, el nacimiento del Ser que ha alcanzado su madurez espiritual, un Ser que ha trabajado con constancia, esfuerzo, disciplina y responsabilidad por elevarse hasta el más alto grado de espiritualidad, concretando la realización de su Ser, y en un momento del año en que ya nadie en esta Tierra desea esforzarse y menos aún hacerse cargo, y todos desean ‘descansar y tomarse vacaciones’ pareciera que el cielo indica absolutamente lo contrario, pues si con la entrada del Sol en Sagitario fuiste estimulado a expandir tus horizontes hacia la búsqueda de tu verdad, fuiste estimulado a iniciar un viaje a lo profundo de tu Ser, pues con la entrada del Sol en Capricornio eres estimulado a ser responsable, disciplinado y esforzarte por el logro que buscas dentro de ese viaje que acabas de iniciar, pero los observamos y podemos ver muy en claro como en esta época del año todos ustedes se pierden en una falsa realidad que los aleja profundamente de su verdad. En fin. Así es en este mundo del revés…». Un mundo donde la Ley «como es arriba es abajo» parece no cumplirse, parece ir en dirección opuesta…».

 

En aquel momento compartía con ustedes, y haciendo honor a los últimos días del tránsito del Padre Sol por el signo de Sagitario, una serie de «falsas creencias», haciéndoles llegar un nuevo Nivel de Verdad, una de ellas y la más importante era la del concepto de «navidad» asociado erróneamente al «nacimiento de Jesús», cuando lo que verdaderamente era celebrado por aquellas antiguas civilizaciones diseñadas en ese Hemisferio Norte, donde recordamos habita hoy el 90% de la población de esta Tierra, era un nuevo nacimiento del Padre Sol cada 20 o 21 de diciembre cuando Él alcanzaba su cenit sobre el Trópico de Capricornio. Hoy mis amados niños nos encontramos como en aquel momento pero justamente del otro lado cruzando el Umbral Cósmico de una nueva Puerta Cardinal, pues el Padre Sol hoy 21 de junio 2019 Kin 239 Tormenta Entonada. Oe del Águila el Sol ha alcanzado su cenit sobre el Trópico de Cáncer a las 12:54 hora Ar-gentina, quien ha sido denominado de esta forma porque en este preciso instante es el Padre Sol quien hace su entrada a la Constelación de Cáncer, recordándoles que es tiempo de renacer, de reactivar su Circuito de Memoria Cósmica y recordar, por lo cual, deberán estar muy atentos a de qué se nutren, pues sólo si se nutren de una nueva forma lograrán renacer a ella, es tiempo de dejar atrás tanta inseguridad emocional y sentimiento de vulnerabilidad que los llevó al hermetismo, volviéndolos fríos e insensibles, es tiempo de restablecer comunicación con su espíritu, y recuperar ese sentimiento de verdadero amor perdido, recuperar su sentido de pertenencia, su propia identidad, su identidad espiritual, aquella que trasciende todo tiempo y lugar, y que les permitirá recuperar sus memorias, su tan anhelada paz y seguridad, al estar conectado con su Origen, su verdadero Hogar, quiénes son, de dónde vienen y por qué están acá. Y así el Sol parece detenerse por un instante permitiéndoles vivir y experimentar, a partir de ese 21 de junio, los 3 días de «mayor oscuridad» de este Ciclo Solar para el Hemisferio Sur, un momento donde el «Solsticio o Sol quieto» parece detenerse por 3 días y recién el día 24 de junio comienza nuevamente su viaje de retorno al Hemisferio Sur del Sol Eterno, representando un gran momento, un momento único, el verdadero momento de «nativitas o nacimiento» para todos aquellos seres que habitamos este Hemisferio donde está destinado, como he dicho muchas veces, a producirse el nacimiento de una nueva civilización, los Homo Galacticus, un humano que ha logrado unir su mente y su corazón, ha logrado recordar quién es y por qué está acá, es decir, ha logrado recordar su Origen Estelar, y recuperar su verdadera Identidad, su Identidad Espiritual.» SOLSTICIO JUNIO 2019 y algunas verdades más. KIN 239 Tormenta Entonada. Oe del Águila, Génesis de la Luna, Castillo Verde Centro del Encantar, Estación Galáctica de la Fuerza Vital, Luna Cristal del Conejo. 21 de junio 2019

 

Inti Raymi (Celebración Inca)

Inti Raymi

La fiesta más importante del Imperio Incaico


Una celebración ancestral en honor al dios Sol


Cada 21 de junio, el dios Sol es el protagonista de una de las fiestas más importantes y tradicionales que se celebran en el Perú: el Inti Raymi o “Fiesta del Sol”. Para los Incas Inti era el dios sol; fuente de toda riqueza, rey del cielo, de las plantas, y el universo, mientras que Raymi significaba “Fiesta o Celebración”. La fiesta del sol, era una celebración de carácter sagrado, ceremonial y cíclica, que se vinculaba al renacer del tiempo debido al movimiento de la tierra en su órbita alrededor del sol, al comienzo de un nuevo ciclo anual: el «tiempo circular inca» debido a que no concebían el tiempo como lineal, sino como un círculo cronológico. Desde la visión andina este ritual permite la purificación espiritual del humano, la recuperación de la energía y la revitalización de la relación con la madre naturaleza. El Inti Raymi es el tiempo en que la tierra ofrece todos sus frutos al final de uno de los ciclos de cosecha.

Se espera el contacto con los primeros rayos de luz del sol para nutrirse de su energía, se medita con su luz, se pide por que se restaure el equilibrio entre la naturaleza, el ser humano y el cosmos. Es la oportunidad para renovar el vínculo con la Madre Tierra, la Pachamama que todo lo da y todo lo produce, dándole de comer los frutos que brotan de sus entrañas.  Antes de iniciar los danzantes que van a participar de la fiesta, deben haber elaborado 52 rezos. Estos rezos son pequeños atados de tabaco en tela de color amarillo que simbolizan las 52 naciones del planeta según su cosmología.


El inicio de un nuevo año inca


El Inti Raymi fue instaurado por el inca Pachacútec en la década de 1430 d. C., y se celebraba cada año durante el solsticio de invierno del hemisferio sur -el día en que el Sol estaba más lejos de la Tierra-. Era la fiesta ancestral más importante del Tahuantinsuyo a la que solían acudir pobladores de los cuatro suyos. La celebración contó por última vez con la presencia del Inca en 1535.  Los suyos (en quechua: suyu, parcialidad, región) eran las cuatro grandes divisiones territoriales del Imperio incaico, en las cuales estaban agrupados sus diversas provincias o huamanis (en quechua: wamani). Al conjunto de los cuatro suyos se lo conocía como Tahuantinsuyo (Tawantin Suyu), cuyo significado es los cuatro suyos juntos. Las cuatro divisiones del Imperio incaico o Tahuantinsuyu, que partían del Cuzco, la ciudad capital con forma de puma. Cada suyo comprendía diversas poblaciones, depósitos y sitios religiosos vinculados por la red de caminos llamada Qhapaq Ñan

 

Los cuatro suyos:

Collasuyo (sudeste). Simbólicamente era la región de la llama. Era el suyo más grande y menos poblado. Comenzaba en Urcos, al sur del Cuzco.

Chinchaysuyo (noroeste). Simbólicamente era la región del tigrillo. Su capital habría sido Huánucopampa.

Antisuyo (noreste). Simbólicamente era la región del jaguar.

Contisuyo (oeste). Simbólicamente era la región del cóndor.


El gobierno del suyo estaba a cargo del Sapa Inca a través de un gobernador delegado llamado suyoyuc apu (‘señor de un suyo’), que participaba en el consejo imperial y residía en el Cuzco. Los suyos se dividían en los wamani que eran representados por el valle principal de la región y a su vez estos eran divididos en sayas o sectores. Las sayas eran por lo general dos: Hanansaya o sector de arriba, y Hurinsaya o sector de abajo.


Actualmente la tradición se mantiene como una representación teatral cargada de misticismo y espiritualidad. La ruta de celebración se inicia en el Coricancha, antiguo centro religioso de la capital inca, donde con bailes y cantos se hace una ofrenda al Inti o dios Sol. Una vez terminado el primer acto en la explanada del Templo del Sol, la ceremonia continua en la Plaza de Armas, Se dice que, en este lugar, conocido como Haukaypata en los tiempos del incanato, se solían reunir durante la noche anterior a la celebración los personajes más importantes del imperio en espera de la aparición del dios Inti. Con silencio y con gran respeto aguardaban el amanecer, y cuando al astro ascendía entre las montañas, los pobladores le rendían agradecimiento por las prósperas cosechas del año.  El extenso campo de la fortaleza de Sacsayhuamán es lugar del tercer y último acto: el más importante de la jornada. Aquí, el Inca y su séquito llegan para presentar sus respetos y admiración al Sol. El Inca reza una oración en lengua quechua para que un chamán pueda predecir la prosperidad y bienestar del año entrante.


En 1572, el Inti Raymi fue prohibido por el virrey español Francisco de Toledo por considerarla una ceremonia pagana y contraria a la fe católica, aunque se seguía celebrando de manera clandestina. En 1944, Faustino Espinoza Navarro impulsó la recuperación de este tradicional evento.  El regreso triunfante del Sol en el día más corto y en la noche más larga renueva la naturaleza y es motivo de júbilo y fiesta. El Inti Raymi no es una celebración exclusiva del Cusco, pues la mayoría de las poblaciones andinas continúa presentando sus ofrendas cada 24 de junio en países como Ecuador, Bolivia, Chile, el norte de Argentina y Colombia.


La palabra solsticio proviene del latín solstitium o sol sistere, que significa «Sol quieto«. Es el momento del año en donde el Sol​ alcanza la máxima declinación con respecto al Ecuador terrestre. En el solsticio de invierno sucede el día más corto y la noche más larga del año. Durante la época incaica, ese hecho revestía fundamental importancia, pues era el punto de partida del nuevo año, que se asociaba con los orígenes de la propia etnia inca. Esta era la principal fiesta y a ella concurrían «los curacas, señores de vasallos, de todo el imperio con sus mayores galas e invenciones que podían haber». La preparación de la festividad era estricta, pues en los previos «tres días no se comía sino un poco de maíz blanco, crudo, y unas pocas de yerbas que llaman chúcam y agua pura. En todo este tiempo no encendían fuego en toda la ciudad y se abstenían de dormir con sus mujeres». Para la ceremonia misma, las vírgenes del Sol preparaban unos panecillos de maíz.

Ese día, el soberano y sus parientes esperaban descalzos la salida del sol en la plaza. Puestos en cuclillas con los brazos abiertos y dando besos al aire, recibían al astro rey. Entonces el inca, con dos vasos de madera (el kero era de madera, no de oro, ellos asimilaron este vaso ceremonial de la cultura tiahuanaco), brindaba la chicha de jora: del vaso que mantenía en la mano izquierda bebían sus parientes; el de la derecha era derramado y vertido en un tinajón de oro. Después todos iban al Coricancha y adoraban al sol. Los curacas entregaban las ofrendas que habían traído de sus tierras y luego el cortejo volvía a la plaza y los festejos continuaban durante los siguientes días. Estas fiestas forman parte de un sincronario perfecto, que se llama Chakana.

Ella es el símbolo tradicional andino. Es trazada a través del ciclo de la cruz del sur, quien guía a este pueblo tanto para la siembra, como para sus ritos, celebraciones, o festividades.


Desde tiempos muy antiguos el pensamiento andino desde tiempos muy antiguos fue muy profundo y espiritual, con una visión de cuidado y equilibrio con la naturaleza y la Madre Tierra. La cosmovisión andina trata de esto justamente, donde: “hombre”, “naturaleza (flora y fauna)” y la “Pacha Mama o Madre Tierra” son un “TODO” y, en consecuencia; deben convivir en perfecta armonía y reciprocidad. Los antiguos pobladores andinos de Perú, tienen esta forma de ver el mundo; es por eso que viven sus días cuidando la naturaleza que los rodea, y sobre todo manteniendo intacta su relación sagrada con la Pacha Mama o Madre Tierra.

Esta filosofía con la que viven muchos pobladores y maestros andinos tiene explicación en el siguiente texto: “…Cada planeta en el universo es un cuerpo vivo, que funciona en función de otro cuerpo, bajo un solo latido y cada estrella es sólo un punto, pero un punto indispensable en el universo…” es decir, que cada ser del universo es importante y único, y por ello debe vivir en armonía con el otro ser. Este pensamiento aún es conservado, en varios lugares de los andes peruanos y parte de Latinoamérica; gracias a que se fueron transmitiendo y heredando desde tiempos ancestrales, de los abuelos de sus abuelos; quienes entienden y saben mucho de la interconexión entre cada ser existente en el universo. Nuestros antepasados los indígenas los incas, generaron un modelo de pensamiento que dista mucho del pensamiento individualista y hedonista actual. Ellos vivían más para dentro que para afuera, y en sintonía con el presente; ignorando recuerdos que atan los pensamientos al pasado, y evitando el estrés por expectativas de un futuro incierto. Además, buscaban vivir siempre en equilibrio absoluto con la naturaleza y la Pacha Mama, entendiendo que: “Todos somos polvo de una misma estrella”, se esforzaban día a día, para lograr vivir en armonía y conseguir el “Allin Kawsay” que significa “Saber vivir” o “Buen Vivir”.

 

Según la sensibilidad andina y su forma de pensamiento, el universo estaba conformado por tres mundos interrelacionados entre sí:


Ukhu Pacha, que significa “Espacio-tiempo interior” o “inframundo”, simboliza el arraigo y la raíz, representada por la serpiente.
Kay Pacha, que significa “El aquí y ahora” o “Este espacio tiempo”, simboliza el mundo transitorio, ocupa el tiempo desde el nacimiento hasta la muerte, donde todo se materializa, y está representado por el puma.
Hanan Pacha, que significa “Espacio-tiempo superior” o “el mundo de arriba”, donde conviven dioses andinos, representado por el cóndor.

Según nuestros antepasados, todo en el universo está vivo y entrelazado entre sí, nada es inerte, hasta una piedra es viviente como la ciudad del Cusco fue construida solo en piedra y participa en el universo con su energía. La articulación de estos 3 niveles constituye el universo, donde el “Kay Pacha” o el “Aquí y ahora”, juega un rol importante, como comunicador, puente, mediación y control del equilibrio en el universo; donde el hombre contribuye con rituales o celebraciones.


Fuentes consultadas:

https://incarail.com/blog/es/cultura/inti-raymi-la-historia-de-la-gran-fiesta-de-cusco/

https://www.cultura.gob.ar/21-de-junio-inti-raymi-9159/

Machaq Mara (Celebración Aymara)

El 21 de junio, “día grande”, el pueblo Aymara, celebra, a través de ritos ancestrales brindando ofrendas y mediante una serie de ceremonias extendidas por varios lugares de la región, el Año Nuevo Andino Amazónico, Machaq Mara o Willka Kuti, regreso del Sol, un período de renovación y renacimiento, un nuevo ciclo agrícola. El 21 de junio de 2021 celebran el año 5.529 de su calendario, que corresponde al año 529 de la quinta era (una era es equivalente a 1000 años).

Para comprender un poco mejor esta ancestral tradición ahondaremos en la cultura y tradición Aymara, un pueblo indígena originario de América del Sur, etnia representativa en Bolivia, que habita la meseta andina del lago Titicaca desde tiempos precolombinos, extendiéndose entre el noroeste de Argentina, el occidente de Bolivia, el norte Grande de Chile y el sureste del Perú. En esta celebración se agradece al Creador, que creó de manera tan perfecta a todos los seres y a la naturaleza. Además, se realiza un agradecimiento a los antepasados, a la Pachamama por todo lo que brinda y al Padre Sol, entendiendo así el concepto que todos somos hermanos ya que somos hijos del Padre Sol y de la Madre Tierra. Machaq Mara marca el comienzo del ciclo agroecológico y se comienza a preparar el suelo desde el punto de vista de la fertilidad y nutrición del mismo. Podemos comprender que la cosmovisión Aymara se basa en un profundo respeto por el medio ambiente, el sostenedor de sus principales actividades: la agricultura (producción de alfalfa, orégano, habas, arvejas, ajo y maíz) y la ganadería (llamas, alpacas, ovinos, vacunos, cabras y cerdos). Toda su vida y concepción religiosa se orienta en torno a estos procesos.

Los Aymaras han transmitido de boca en boca sus historias, haciendo de la tradición oral el vehículo de enseñanza con que padres y abuelos dieron a conocer el mundo a sus hijos y nietos. En las leyendas, la vida silvestre y los paisajes que coexisten con los pueblos ocupan un papel preponderante y se vinculan con la vida común, dando fundamento a los conceptos de dualidad, complementariedad y reciprocidad, principios ordenadores del cosmos Aymara.

Para los Aymaras todo es dual, macho/hembra, día/noche, arriba/abajo, pero los opuestos no luchan entre sí buscando la hegemonía, son parte del todo, se complementan y sin uno no hay otro. Los opuestos forman así un abanico tripartito de posibilidades: macho, hembra y macho con hembra. Todos los opuestos se complementan y establecen una triple alternativa. En la cosmovisión Aymara existe una concepción espacial para dividir los espacios sagrados en el mundo y para ello es necesario conocer y entender la palabra Pacha. PACHA, según la traducción de los lingüistas, hace referencia a tiempo y espacio, pero para el andino, esta palabra va más allá, implica quizás el poder superar el tiempo y el espacio, una forma de vida, una forma de entender el universo. La cosmovisión Aymara se articula siempre sobre tres elementos que están íntimamente relacionados con el entorno ecológico, correspondiendo a los tres sistemas biogeográficos que se encuentran en su territorio. Esta división del espacio se divide en Alax Pacha, Aka pacha y Manqha Pacha.

ALAX PACHA: el mundo de arriba o celestial, está integrado por: Dios Creador (Sol Thunupa – Wiracocha), la Luna, el Rayo y los Achachilas (espíritus tutelares que protegen a los pueblos, que encarnan la presencia de los antepasados, habitan las montañas y los cerros, cerca de las comunidades, vigilando, compartiendo los sufrimientos y dando bendiciones).

MANQHA PACHA: es el mundo de abajo, desconocido o lugar tenebroso donde habitan los espíritus malignos como el: genio maligno, la serpiente, supaya y wari.

AKA PACHA: Este mundo o planeta tierra, conceptualizado sacramentalmente como “Pachamama” o sea “Madre Tierra”.

Así como nos lo recordaba nuestra Gran Maestra Arcturiana Anthena Arcturus en su carta SOLSTICIO JUNIO 2019 y algunas verdades más Kin 239 Tormenta Entonada Oe del Águila 21 de junio de 2019  “(…) a través de ese viaje de cambio de forma desde la Serpiente, el Puma y el Cóndor, o ese viaje entre mundos desde el Manqha Pacha o Mundo de Abajo u oscuridad, Aka Pacha o Mundo del Medio donde se encuentra esta Tierra y su humanidad, y el Alax Pacha o Mundo de Arriba, del Cielo, del más allá (…)” Extraído de Cartas a Mis Niños de la Tierra de Anthena Arcturus.

Machaq Mara es una instancia de reunión en la que se convoca a la comunidad para preparar ofrendas ceremoniales dedicadas a las deidades Tata Willka, y Pachamama, siendo Tata Willka el Padre o Abuelo Sol, o figura masculina, la complementariedad de la Pachamama, la Madre Tierra.

El Tata Willka con sus rayos fertiliza, energiza la Pachamama, asegurando la reproducción de la vida para la siembra y la cosecha, y de esta manera, el hombre andino cuenta con la bendición al momento de obtener los frutos que ésta le entrega. Para el pueblo Aymara es sumamente importante esperar este momento del año en los cerros tutelares, aquellos que los cuidan y protegen. Cerca de un millar de Aymaras inauguran el Machaq Mara en el templo de Kalasasaya y la Puerta de Sol, las ruinas arqueológicas más importantes de Tiwanaku, en el altiplano próximo a La Paz. El acceso principal, a estas ruinas, está conformado por una escalinata de 7 -número sagrado- peldaños orientados al este, por donde ingresan los primeros rayos del sol en las mañanas, indicando la probabilidad de un ascenso al plano celestial, Alax Pacha, a un templo consagrado al Sol. Los monolitos que se erigen en su interior habrían sido indicadores del movimiento solar; las esquinas y entrada demarcan los solsticios y equinoccios con precisión. El arqueólogo ruso Alexander Kazantsev sostenía la fantástica teoría de los relieves que presenta la Puerta del Sol, entre ellos: los soles radiantes, los trompeteros y las figuras aladas, correspondían a un calendario Venusiano. Pues para este investigador los primitivos habitantes quienes poblaron esta ciudad serian provenientes del planeta Venus.

Estando en el cerro, el día 21 de junio, se realizan muchas acciones rituales como la Wilancha, la Pahua, y la Chaya, acciones complementarias para ir preparando la ofrenda a Tata Willka y a Pachamama. La Pahua es la acción de sahumar, esparcir inciensos sobre las brasas para limpiar el lugar donde se está preparando la ofrenda y va en complemento con la Chaya (esparcir). Se ornamenta el lugar y sobre la guata, que es la piedra ceremonial, se extiende un aguayo y se va componiendo toda una mesa con el fin de lograr dos platos. Un elemento que no puede faltar en dichos platos es la hoja de coca, la hoja sagrada de los pueblos originarios andinos, sobre todo del pueblo Aymara. Este elemento fraternizador, en el acto solemne, se lo llama inalmama que significa “hoja de coca”, símbolo femenino, una de las fuentes alimenticias más importantes para la población que habita, y por siglos ha habitado, los Andes. La hoja de coca posee proteínas, vitaminas y minerales que la hacen no solo una excelente opción nutritiva, sino además una vía para curar diversas enfermedades. Tiene la capacidad de estimular el organismo, su consumo brinda mucha energía a nuestros cuerpos y tiene un alto contenido de minerales como el calcio, zinc, potasio, magnesio, fósforo y hierro.

En esta ceremonia especialmente se levantan las manos con las palmas abiertas en dirección al Tata Willka, para recibir los primeros rayos que se van asomando hacia el planeta, hacia la Pachamama, renovando la energía, renovando nuestro cuerpo, lo que nos rodea, la naturaleza.

El ser indio está directamente relacionado a la música, a la danza, al canto, porque es allí donde se relaciona con la naturaleza. Cada acontecimiento, la agronomía, la ganadería y distintas ceremonias tienen sus cantos especiales, contando con aproximadamente 24 melodías. El Aymara no utiliza la música, canto y danza para simplemente entretenerse, sino para entregar su inteligencia, su canto y su danza, acompañando esa cosmogonía que está directamente relacionada con ellos en la naturaleza.

Héctor Callasaya, director del Instituto de Ciencia, Cultura y Tecnología (ICCYTA) y Coordinador de la Asamblea CAPAC de la Región de Tarapacá explicó a “Diario Longino” el significado de esta fecha tan especial, un momento en que celebran haber recuperado, además, el 21 de junio como el Día de los Pueblos Originarios. «El 21 de junio es un momento trascendental de nuestras vidas, como hijos de la Tierra e hijos del Sol, porque es, efectivamente este día en que somos testigos del renacimiento entre las relaciones entre nuestro Padre Sol y la Madre Pachamama. el regreso de la fecundidad. Eso tiene mucho que ver con la cosmovisión de nuestros pueblos basado en los hechos de la madre naturaleza nos expone en el día a día».

En la cosmovisión del entorno que rodeaba al Aymara, sin duda los elementos naturales tenían una enorme influencia en sus decisiones y movimientos. El hombre del altiplano contemplaba los cielos, y encontraba representaciones de los seres, miedos, fantasías y supersticiones, e incluso objetos que lo acompañaban en su tránsito por la vida.

Para el pueblo Aymara la aparición en determinada época del año de ciertas constelaciones estaba ligada directamente a los fenómenos naturales o sociales que los rodeaba, una siembra, una cosecha, lluvias o nevadas. Podemos decir que ordenan su tiempo de manera cíclica, definido a partir de ciclos naturales, especialmente del año solar, del clima, del ciclo vital humano y del ciclo laboral-festivo, estructurado sobre la base de los anteriores.

La constelación de Orión conformada por las estrellas Rigel, Betelgeuse, Bellatrix y Saiph, con las estrellas conocidas como las «Tres Marías» («Chaca Siltu» que significa «Puente que enlaza los dos cielos«) era para este pueblo del altiplano, el «Wara Wara Kjahua«, que representa un fino poncho del rey o señor poderoso del lugar.

La constelación de Tauro con las Híades en su interior y la roja estrella Aldebarán conformaban para el pueblo Aymara la constelación de «Kotu Sankha» que significa «Gran puñado de brasas«, desde la cosmogonía de este pueblo lo que se veía eran las brasas dentro de un brasero encendidas y refulgentes, marcando una época de su calendario central.

Otra hermosa constelación y perfectamente observable desde el altiplano boliviano, es la zodiacal constelación de Escorpio, para el pueblo Aymara contemplando esa rica región del cielo y el conjunto de estrellas que la forman, corresponde a un instrumento utilizado en la vida cotidiana: «Wara Wara Qorawa» es decir la honda, representando además a la brillante y roja estrella «Kori Kala» (Antares) como la piedra refulgente a punto de ser lanzada.

Fuentes consultadas:

https://quehacereniquique.com/altiplano/que-es-el-machaq-mara/
https://pueblosoriginarios.com/sur/andina/aymara/constelaciones.html
https://www.conchali.cl/articulo.php?id=140
http://www.icarito.cl/2009/12/44-6336-9-ano-nuevo-indigena-ceremonias-rituales.shtml/
https://www.trekkingchile.com/es/informaciones/aymara/cosmovision/
www.antamara.cl
https://es.wikipedia.org/wiki/Aimaras#A%C3%B1o_Nuevo_Aimara
https://www.prelaturadejuli.org/index.php/cosmovicion-aymara
https://www.prelaturadejuli.org/index.php/cosmovicion-aymara
http://www.diariolongino.cl/machaq-mara-y-los-hijos-de-la-tierra-y-del-sol/
https://www.vix.com/es/imj/salud/4947/usos-medicinales-de-la-hoja-de-coca
https://web.uchile.cl/vignette/revistaurbanismo/CDA/urb_simple/0,1310,SCID%253D19288%2526ISID%253D668%2526IDG%253D2%2526ACT%253D0%2526PRT%253D19280,00.html
https://conceptodefinicion.de/cosmovision/
https://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libro=32&id_articulo=4169

Matariki (Celebración Polinésica)

“Hermanos míos, presten atención. El pueblo maorí proviene de una sola fuente,

el Gran-cielo-que-nos-cubre, y la Tierra-que-se-encuentra-debajo”.



Según los maoríes, los dioses Rangi (el Cielo) y Papa (la Tierra) son los creadores míticos del universo. La leyenda cuenta que Rangi y Papa estaban unidos por un abrazo cósmico eterno y encerraban a sus hijos dioses entre sus brazos. Muchos de sus hijos deseaban  salir, y el dios del bosque conocido como Tane Mahuta, acostado de espaldas utilizando sus pies, puso toda su fuerza para separar a la tierra del cielo. Cuando al fin Tane y los hermanos salieron del abrazo eterno de la madre tierra y el padre del cielo, se esparcieron hacia todas las direcciones y trajeron consigo la luz y la vida en la Tierra.

Pero el dios del viento conocido como Tawhirimatea, estuvo en desacuerdo con la acción de su hermano. Él pensó que tratar de separar a sus padres era un acto cruel, por lo cual estaba muy enojado con su hermano y por esto el dios del viento arrancó sus propios ojos y los arrojó lejos hacia el pecho de su padre, (el cielo) de manera tal que ellos podían observar a toda la humanidad. Los ojos de Tawhirimatea (dios del viento), se transformaron en muchas estrellas. Así se creó Matariki. Matariki es al mismo tiempo es un grupo de estrellas (versión abreviada de Ngā mata o te ariki o Tāwhirimātea, o «los ojos del dios Tāwhirimātea») en la constelación de Tauro en el hemisferio sur y también la simple estrella al centro de la misma que lleva el mismo nombre. La constelación Matariki es conocida como Las pléyades o sietes hermanas. El uso del término Matariki para el grupo de las Pléyades es antiguo y viene del Océano Oriental. Matariki tiene distintos nombres en distintos lugares del mundo. En español, se las llama por su antiguo nombre griego, Pléyades, o las Siete Hermanas. En hawaiano es Makali’i, ‘ojos de la realeza’, y en Japón es Subaru, que significa ‘reunidos juntos’. Según un mito maorí, el grupo de siete estrellas representa una whaea o madre – Matariki – y sus seis hijas: Tupuānuku, Tupuārangi, Waipunarangi, Waitī, Waitā y Ururangi.

El significado de cada estrella de Matariki:

El nombre Matariki se refiere tanto al grupo de estrellas entero como a una estrella específica, que significa reflexión, esperanza, nuestra conexión con el medio ambiente y la salud y el bienestar de la gente.

    • Pōhutukawa: Es la estrella que sirve como recordatorio de aquellos que han fallecido, y nos alienta a que nos tomemos el tiempo para recordarlos y reconocer su impacto en nuestras vidas.
 
    • Tupuānuku: Tupu” significa ‘crecer’ y “nuku” es la versión abreviada de “Papatuanuku” que significa ‘la Tierra’ es la estrella conectada con todo lo que crece en la tierra para ser cosechado o recolectado como alimento.
 
    • Tupuārangi: Es la estrella asociada con fuentes de alimento que vienen del cielo, como las aves o frutas y bayas de los árboles.
 
    • Waitī: Está conectada con todos los cuerpos de agua dulce y las fuentes de alimento sustentadas por esas aguas. Waitī vela por los entornos de agua dulce tales como awa (ríos), roto (lagos), kūkūwai (humedales), y waipuna (manantiales).
 
    • Waitā: Representa el océano y los peces y mariscos que pueden ser recolectados allí. Esta estrella nos alienta a que respetemos nuestras costas, océanos y vida marina.
 
    • Waipuna-ā-Rangi: Está conectada con la lluvia, la nieve y el granizo.
 
    • Ururangi: Está conectada con los distintos vientos.
 
      • Hiwa-i-te-Rangi: Es una estrella de deseos, que nos ayuda a hacer realidad nuestras esperanzas y aspiraciones para el año que comienza.
     
De acuerdo con la mitología Maori, se piensa que los antiguos ancestros habitaron en una mítica tierra llamada Hawaiki (isla sagrada) de donde migraron los polinesios hacia las diferentes islas del pacifico, las más importantes Aotearoa (Nueva Zelanda) y Rapa Nui (Isla de Pascua). Para todas estas civilizaciones el cosmos siempre ha sido visto con especial reverencia y por su profundo estudio del cielo desarrollaron un conocimiento astronómico sin igual, siendo capaces de relacionar los eventos que aparecieran en el cielo con los fenómenos naturales en la tierra. Justamente el fenómeno más importante observado por los antiguos ancestros fue el surgimiento de las Pléyades y de la estrella Rigel (Puanga para los maoríes del norte, Puaka para los del sur) que ocurre justo antes del amanecer a fines de mayo o principios de junio.

El cúmulo estelar Matariki fue importante para la navegación y el cronometraje de las estaciones. Históricamente, estas estrellas estaban estrechamente ligadas a la plantación, la cosecha y la caza. Si las estrellas aparecían claras y brillantes, significaba que la temporada venidera sería abundante. El calendario lunar maorí comienza en el mes de Pipiri (junio-julio), cuando Matariki asciende al cielo. Así es que en ese momento se celebra en el Pacifico el comienzo del nuevo año y Matariki está asociando al solsticio de invierno, ya que es visible únicamente durante la estación invernal. Como los maoríes siguen el calendario lunar maorí, las fechas para la celebración del Matariki cambian cada año. Las Pléyades o Sietes Hermanas aparecen a cada solsticio de invierno y usan todos sus poderes y energías para ayudar al sol, que se encuentra debilitado, a cumplir su travesía que le permita regresar al sur del Sol Eterno, trayendo consigo estaciones más cálidas.

Pero no todas las tribus (iwi) del pacifico celebran Matariki en el mismo tiempo: algunos el primer día cuando Matariki comienza a distinguirse y se ve en el cielo a fines de mayo o principios de junio, mientras que otros lo realizan en la primera luna llena o en la primera luna nueva después del surgimiento de Matariki. Oficialmente, en la primera luna nueva después de su aparición es cuando se celebra el Año Nuevo Maorí. Tradicionalmente, Matariki era también el nombre de la temporada donde se celebraba y preparaba el suelo para el próximo año. Se hacían ofrendas a los dioses, incluido Rongo, dios de los alimentos cultivados. Esta época del año también fue un buen momento para instruir a los jóvenes en el saber de la tierra y del bosque.

MatarikiI es considerada una de las celebraciones más importantes en la cultura maorí, dura aproximadamente 3 días. y es celebrado con diferentes motivos en las diferentes tribus: tradicionalmente era un tiempo para reunirse con la familia y recordar a los que se habían ido, celebrar la nueva vida y plantar nuevas cosechas. También es un buen momento para rememorar a aquellos seres queridos que han fallecido de manera previa. Además, las personas se reúnen en familia para reflexionar sobre los eventos ocurridos durante el último año, compartir aprendizajes y para hacer planes sobre el futuro.

Tradicionalmente, las festividades de Matariki se realizaban después de la cosecha, cuando los pātakapātaka (almacenes de alimentos) estaban llenos y dejaban tiempo libre para realizar celebraciones y honrar a los ancestros y gozar de la vida. Hoy en día, sigue siendo una fecha importante en el calendario maorí con celebraciones con música, bailes, comida y reuniones familiares, y el tradicional vuelo de los barriletes maories conocidos como manu tukutuku o manu aute. Donde la palabra manu significa tanto barrilete como ave y tukutuku se refiere a soltar línea durante el ascenso del barrilete. Los maoríes hacían barriletes para practicar whanaungatanga, relaciones sociales, para reforzar tikanga/kawa, las tradiciones tribales, para comunicarse con las deidades espirituales, siendo los barriletes como las aves mensajeras que tenían conexiones espirituales con los dioses. Los Tohunga – sacerdotes, hombres sabios – veían en los barriletes además de como una manera de comunicarse con los dioses, como un método de adivinación y una vía para ver más allá del mundo real. Sus barriletes sagrados, manu whara, se confeccionaban según protocolos estrictamente reservados, y el vuelo requería de karakia (cánticos sagrados) y karere (mensajeros).

En la decoración de los barriletes, además de plumas se colocaban dos “ojos” de paua, un molusco. Considerados taonga, o tesoro, los paua se utilizan con frecuencia para representar ojos en objetos tallados, y se asocian tradicionalmente con las estrellas, owhet, los ojos simbólicos de los ancestros que observan la tierra desde el cielo estrellado. La forma en que se celebra Matariki está marcada por abundante comida, música, bailes y festividad en general. Por lo tanto, esta celebración posee una connotación muy positiva para la polinesia. Matariki representa el proceso de vida y muerte, transformación y elevación espiritual.

La importancia de la astronomía en la cultura Rapa Nui : Matariki

Para todas las civilizaciones antiguas el cosmos fue visto con especial reverencia. Lo mismo ocurrió en Rapa Nui, donde se observó el sol, la luna, los planetas, las estrellas,  las constelaciones  y su posición en el firmamento durante todo el año. Los conocimientos astronómicos se obtuvieron a través del estudio permanente del cielo de los Maori u’i hetu’u o expertos en mirar las estrellas. Ellos constataron la relación que había entre la aparición en el cielo de tal o cual estrella, con ciertos fenómenos naturales que ocurrían en la tierra y en el mar. Así se sabía el  momento propicio para plantar, cosechar,  la llegada de las aves migratorias, de las tortugas, del desove de ciertos peces y de otros aspectos vinculados con la naturaleza. Estas ocasiones indicaban celebración y con ello la realización de ceremonias en los lugares sagrados, en los ahu o altares, dando inicio o término de algunas actividades. También la posición del sol anunciaba los cambios en la naturaleza, lo que hoy llamamos estaciones del año. El nombre Matariki es el que fue dado a las Pléyades. Esta constelación compuesta de 7 estrellas, aparecen con la primera luz del alba,  a fines de mayo y junio, e  indicaban el comienzo del solsticio de invierno y el inicio del año.

El altar o Ahu Huri a’Urenga era el lugar de la celebración de este acontecimiento, que además coincidía con la posición del sol en este período.



Este altar, como otros en la Isla que tienen orientación solar, fue construido en sentido perpendicular a la línea azimutal, la línea imaginaria que une la salida y la entrada del sol en estas fechas y marcaba la noche más larga del año. La aparición cada año de la luz solar por los mismos puntos en diferentes épocas del año y su relación con ciertas estrellas en el firmamento, determinó los solsticios y equinoccios que marcaban los inicios de estaciones y para cada uno de ellos hubo rituales que los celebraban.

Fuentes consultadas:

  • https://es.wikipedia.org/wiki/Matariki
  • https://es.wikipedia.org/wiki/Maor%C3%AD#El_origen_de_los_maor%C3%ADes
  • https://www.newzealand.com/cl/matariki/
  • https://matariki-que-se-celebra-en-matariki-y-cual-es-su-importancia-en-nueva-zelanda/
  • https://theinfinitynz.com/nueva-zelanda/matariki-el-ano-nuevo-maori/p://mituakiri.co.nz/celebracion-de-
  • https://es.wikipedia.org/wiki/Isla_de_Pascua https://mitologia.guru/
  • https://www.batoco.org/files/manu-taratahi.pdf https://www.elcorreodelmoai.com/?p=1530
  • Imagen Pléyades: https://es.wikipedia.org/wiki/Matariki#/media/Archivo:TeHuihui-o-Matariki.png  https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/4/4e/Pleiades_large.jpg

Wiñoy Tripantu (Celebración Mapuche)

Fuente: http://www.uchileindigena.cl/en-winoy-tripantu-se-realizara-muestra-de-cine-tuwun/

El Wiñoy Tripantu en lengua mapuche, (lo que en el mapudungun significa regreso del Sol o la salida del nuevo Sol) es una celebración ancestral del pueblo mapuche de gulumapu (territorio del oeste) y puelmapu (territorio del este) entre el 21 y el 24 de junio. El pueblo mapuche nos enseña observando el kultrum*(1), que estamos en remugen (solsticio), un tiempo de renovación, el término de un ciclo y el comienzo de otro. Somos Che (gente) que pertenece a la Mapu (tierra), una parte más de este Newen (fuerza) vital del planeta, en cuyo seno se manifiesta la diversidad de la vida. Vuelve el sol, regresa la luz: “kiñe trekan alka wiñotuy antü” (a paso de gallo vuelve el sol) y nos aprestamos desde siempre, a recibir nuevamente el Wiñoy Tripantu.

La importancia de este momento para la vida mapuche se manifiesta por medio de la celebración de los ritos ancestrales, los cuales realiza con profundo respeto y estima. Cada comunidad tiene sus formas de realizarlos y es así como estas celebraciones pueden iniciarse al amanecer o durante el atardecer, pueden durar desde varias horas hasta días. Los invitados, familiares y amigos se congregan en el lugar de la ceremonia sagrada a la espera de la llegada de la Machi o el Lonko, personas profundamente respetadas por toda la comunidad por su sabiduría, quienes tienen el rol de dirigir el ritual donde se invoca la intermediación de los ancestros y el cosmos para restablecer la comunicación espiritual con todos los que participan en el rito. Cada participante se dispone en forma semicircular, los primeros son los ancianos y le siguen las personas más jóvenes, intercalándose hombres y mujeres alrededor del Kutral (fogón) para compartir el Nutram (conversación) de los ancianos y sabios, que cuentan hechos de la historia mapuche y hacen entrega de este conocimiento a los niños y jóvenes. Además, los Kimche (sabios) instruyen para que uno sea Kume Che (buena gente), Nor Che (ser justo), Newen Che (tener fuerza interior) y Kimche (sabio). Durante la celebración se hacen Purrum (bailes), Ulkantun (canto), Auakantun (juegos) y se toma una bebida que nace de la fermentación de los piñones del Pehuén (Araucaria), árbol sagrado para este pueblo o también se prepara el muday (bebida hecha mediante la fermentación de granos de cereales como maíz o trigo).

Todo ello fortalece el espíritu comunitario y solidario que tiene el pueblo mapuche. Solo pueden participar los miembros de las comunidades, los familiares que no son parte de la comunidad, solamente pueden observar la celebración. Durante la madrugada del Solsticio, aparecen las Gul Poñy, un grupo de estrellas que anuncian la llegada del Wiñoy Tripan Antu o We Tripantu indicando que es momento de preparar la ceremonia sagrada del amanecer, el Gnillan Mawun. Algunas comunidades aprovechan la ocasión para golpear con una vara los troncos de los árboles frutales en símbolo de despertar la savia interna. Luego, cuando aparece el Wunelfe -o lucero del alba- y antes que el sol salga por el horizonte, algunas personas se bañan en el Leufu (río), Inan Lafken (lago) o cualquier lugar donde exista un cuerpo de agua, simbolizando estar preparado tanto física como espiritualmente para recibir la llegada del Wiñoy Tripan Antu. Después, vueltos hacia el Oriente donde habita Ngnechen*(2), el Gran Creador, se hace Llellipun (rogativa).

El regreso del sol y de la luz trae junto con la renovación de la naturaleza el renacer del pensamiento y sabiduría mapuche. Cuentan los ancianos que los antepasados se plantearon el descubrir y comprender los fenómenos y acontecimientos físicos que ocurren cada cierto tiempo en el universo y en la naturaleza. Uno de ellos fue el percatarse que existe un momento durante el cual el avance de la noche alcanza su máxima extensión, a partir de ese momento se produce un proceso inverso, es decir, los días se hacen más largos y las noches comienzan a acortarse. Esto, los antiguos lo llamaron “Kiñe Pun Trekan Alka” (la noche avanza a paso de gallo). A este punto culmine en la transformación del tiempo lo denominaron Wiñoy Tripan Antu o We Tripantu. Esto ocurre en el tiempo de Pukem (invierno) para todos los que vivimos en el hemisferio sur del planeta, más allá de nuestro origen.

La ciencia ancestral mapuche*(3) llegó a determinar la fecha del We Tripantu guiándose por la observación de los fenómenos que ocurren en el universo. Uno de ellos fue la visión del grupo de estrellas denominadas Gul Poñy -montón de papas o la gallina con sus pollitos (las Pléyades)- que en esta noche se pueden ver más cerca de la tierra. Otro elemento es el cambio de Kuyen (la luna) a la que se le atribuye la renovación de las fuerzas de las aguas. La presencia del Wunelfe, lucero del amanecer, a quien se le atribuye la renovación de la flora, es decir de plantas y árboles que muestran sus Choyiñ (brotes) y, por último, el regreso de Antu (Sol) quien renueva el Kimun (conocimiento) y Rakiduam (pensamiento) del ser mapuche, la gente de la tierra. Por medio de instrumentos musicales tales como: trutruka, lolkiñ, kullkull, trompe y kaskawilla, se manifiesta la alegría por la llegada del Nuevo Año. En el transcurso de la mañana cada comunidad se da el tiempo para salir a caminar por el campo para encontrarse y conversar con la naturaleza. En esta fecha puede llegar a realizarse el katan (ceremonia de perforación de las orejas de las niñas para ponerle chaway (aros), el misawün (dos personas que para recordar y afianzar su amistad comen en un mismo plato) y el akutun (ceremonia en la que el abuelo paterno le entrega su nombre a su nieto).

El Pueblo Mapuche junto con todos los pu newen (elementos de la naturaleza) se disponen física y espiritualmente a renovar en equilibrio y armonía las fuerzas, en un nuevo ciclo natural. En la cosmovisión del mundo mapuche el tiempo no es lineal, sino que es cíclico, porque el presente está relacionado con el pasado y el futuro. Este 21 de junio los pueblos ancestrales celebran la llegada de un nuevo ciclo de renovación.


*(1) El kultrun o cultrún representa en la cosmovisión mapuche la mitad del universo o del mundo en su forma semi esférica; en el parche se encuentran representados los cuatro puntos cardinales, que son los poderes omnipotentes de Ngnechen dominador del universo, los cuales están representados por dos líneas a manera de cruz y sus extremos se ramifican en tres líneas más, representando las patas del choique (avestruz); dentro de los cuartos que quedan divididos por las líneas anteriormente descriptas se dibujan las cuatro estaciones del año.



Desde tiempos remotos los conocimientos acerca de la naturaleza se ven reflejados en este instrumento sagrado. En él se puede observar lo que existía como una línea que divide geográfica y naturalmente este pueblo-nación, la Cordillera de los Andes, marcando sus extremos: Pikun (Norte) y Willi (Sur); otra línea imaginaria que corta transversalmente es la que representa el recorrido del sol, Puel (Este) y Gulu (Oeste). De esta forma quedan evidenciados los conocimientos de los puntos cardinales.



También se puede apreciar en los cuartos en que queda dividido el Kultrun de las distintas estaciones del año:



Pukem (invierno)
: Época en que la Xufken Mapu (suelo) renueva su fertilidad a través de la lluvia y la claridad del Antu (Sol), ya que es aquí cuando los días comienzan a alargarse.


Pewü (primavera): Es la segunda etapa, comienzan a desarrollarse pu kvuzaw (trabajos). Es aquí cuando las familias se preparan para trasladarse desde la invernada. Además, se produce el lxofij We Coyin (brote de las plantas). El lof organiza el uso productivo de los espacios para superar las malas condiciones del Xufken Mapu (suelo), degradado por lo reducido y sobrecargado.

Walüng (verano): Época de cosecha. Aquí comienzan a celebrarse pugejipun. Cada comunidad lo hace en diferentes fechas, pero siempre en apoy kvyen (luna llena). La celebración del gejipun, es la oportunidad para fortalecer la identidad como pueblo. Las autoridades originarias (Lonko, Pijan kuse, Werken) orientan a cada lof. El Weupife (historiador) recrea la memoria. El gvlam (consejo) que se transmite hace posible recuperar la dignidad y futuro.

Rimu (otoño): Es aquí donde la familia se prepara para el retorno a sus espacios de invernada. Se almacenan los frutos de la cosecha, también es época de Xafkintu (intercambio), época de grandes fríos donde la vida familiar se comparte más intensamente y permite la práctica intensiva de la educación mapuche, es decir, la transmisión del kimvn (saber), a través del epew (relato), mvxam (conversación), juegos de picikece (polton gvjiw, awar kuzem) que comparten con los mayores.

*(2) Ngnechen es el Dios supremo, creador de todo, quien llevó al pueblo Mapuche a sus territorios y vela eternamente por su bienestar. No tiene género único. Éste está representado por 4 elementos:

Huenufucha: elemento masculino

Huenukuche: elemento femenino

Huenuhueche: elemento joven masculino

Huenuulcha: elemento joven femenino

Vive en el Wenu Mapu, «la tierra de arriba«, el cielo que representa al bien, desde donde controla todo incluso a los dioses menores. A Ngnechen no se le considera omnisciente u omnipotente, se le denomina «dios de los mapuches» o «gobernador de los mapuches«. A menudo y durante la recitación ceremonial, prefijos tales como «chau» (padre) o «kume» (bueno) se emplean cuando se lo invoca. Sus cuatro elementos, originalmente eran espíritus diferentes, como Antu o Chau representación solar por excelencia y su versión femenina Kushe o Kuyén, diosa de la luna.

*(3) Ciencia Ancestral Mapuche. Al igual que todos los pueblos originarios, el pueblo mapuche ha vivido y debe vivir respetando los ciclos de la naturaleza y el universo. En el conocimiento mapuche ya se narraba su propia versión de cómo fueron los comienzos del universo (lo que miles de años después narra el mundo moderno, con toda su tecnología, como el Big Bang), todo parte con una gran explosión o Chrufquen Ruca, que en español significa «el estallido de la casa de arriba«. Originalmente, el universo tenía el aspecto de las cenizas dejadas por las brasas del carbón ardiente y de ahí aparecieron las primeras galaxias, entre ellas, la Vía Láctea o Huenuleufu que en español quiere decir «el río de arriba». El cúmulo de estrellas abierto de las Pléyades es llamado Gul poñi, cuyo nombre significa «montón de papas». Antug, el Sol, y Quillen, la Luna, era y es la manifestación femenina del universo más importante para el mapuche.

Estos son sólo algunos ejemplos que confirman que el mapuche además de ser hombres de la tierra, también son hombres del universo. Para el conocimiento mapuche la ciencia es entendida como un todo armónico, el universo se ve como un gran ser vivo que regula su propio ser y que utiliza las energías para auto regenerarse y manifestarse reproduciéndose en cualquiera de sus dimensiones, ya sea en este mundo material o Nag Mapu o en el mundo intangible o metafísico el Huenu Mapu, lugar donde van los que fueron Che o gente después de su paso por el ciclo de la vida terrenal. El Quimun o saber ancestral nos entrega algunos elementos que nos corroboran la visión de ciencia de la cultura mapuche, es así como el axioma que dice Com Quiñe Meu Muten Deumalei Pu Antug, Pu Pullig, Ca Pu Guangelen, Pu Che, Pu Mapu, que al traducirlo nos dice que Todo está hecho de lo mismo, el sol, el espíritu, las estrellas, la gente y la tierra, corresponde a la verdad de que todo lo que existe está conectado con todo lo demás, (es decir que el conocimiento mapuche ya sabía desde hace miles de años de la existencia del átomo). La ciencia mapuche nos dice que arriba y abajo existe lo mismo y todo está compuesto de partículas de energía llamadas Nehuen (átomo) o fuerza cósmica, la cual encontramos simbolizadas en relatos que hablan de los entes superiores antes de la aparición del hombre como especie (Guangelen, Chren Chren Y Cai Cai, Huira Ca Leufu Antug y otros), todos ellos nos aportan un conocimiento para descifrar lo que conforma el cosmos y como los sabios mapuches los interpretaron.

La astronomía mapuche reconoce las Guangelen, las estrellas o soles que se encuentran en otras dimensiones espacio temporales del universo pero que ejercen influencia como parte de un todo armónico del Huenu Mapu o cosmos mapuche. Gul Poñy, que se traduce como montón de papas, corresponde a la constelación conocida por los occidentales como las pléyades, los sabios decían que regía la producción de alimentos tales como cereales, leguminosas y tubérculos, también se le conoce como la gallina con sus pollitos. Punon Choique, la huella del avestruz, identifica a la constelación de Orión, lugar considerado por los Quimche o sabios como mágico y sagrado, era estudiado por los conocedores e iniciados en las ciencias ocultas mapuche, relacionada con la danza del Choique Purun en la cual se alcanza la experiencia de un vuelo místico de comunicación con lo absoluto, donde se pierde la noción del tiempo y aparecen seres y personas ancestrales los que otorgan un poder inigualable y enseñan como ampliar el sentido del Ser más allá del horizonte visible.


Huenu Mapu
, es el universo, el cielo, el territorio donde habitan los antepasados y a donde llegan quienes no transgredan las leyes y el orden natural de las cosas, convirtiéndose en halconeso cóndores del sol.


Fuentes consultadas:


https://cuco.com.ar/we_tripantu.htm

https://saludohiggins.cl/celebracion-del-ano-nuevo-mapuche-we-tripantu/

https://www.elextremosur.com/nota/20684-la-celebracion-del-winoy-tripantu-para-los-mapuche-el-tiempo-es-ciclico-no-lineal/

https://pueblosoriginarios.com/sur/patagonia/mapuche/wetripantu.html

https://fiestoforo.blogspot.com/

https://idiomayculturamapuche.blogspot.com/

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